lunes, 17 de diciembre de 2012

De guerras internas


Pensaba que con el paso de los años, esto de creer en que un otro puede sentir a la par, dejaría de pasar solamente en las películas de amor para pasar en la vida real... En mi vida real. Pero lo que pasa en realidad es que cada vez me doy cuenta de lo difícil que es construir algo de a dos, disfrutar, esperar y entregarse.

Meses después de conocerle y cuando menos lo esperaba supe que era ESA persona porque me dejaba con una sonrisa inexplicable. Consiguió hacerme emocionar nuevamente, hacerme sentir indefensa, desprotegida, y con todos los sentidos en pausa. Me hizo volver a creer en esa posibilidad de que alguien comparta conmigo la idea de atracción, empatía, afecto, convirtiéndome automáticamente en una fugitiva, o lo que es peor, en mi peor enemiga.

Me encontró de casualidad, casi sin querer queriendo. Y cuando yo estaba dispuesta a cerrar la puerta y enfocarme en otras prioridades, él logró paralizarme y transformar todo el miedo que tenía en algo lindo.

Los detalles diarios me hacían muy feliz. Como cuando sabia a la perfección que una simple frase como "buen día mi amorcito", cambiaba completamente mi día. Cuando sabía que escuchar su voz al final de la noche alcanzaba para tener exceso de felicidad. Cuando yo sentía las mismas mariposas de la primera vez aún después de mil veces más. Cuando las sorpresas eran una constante y las mariposas aun no se convirtieron en murciélagos.

No sé lo que pasó. Sé que hoy ya no soporto la espera ni la intriga, y para no tener que tolerarlo me niego a contestar el contestar el celular y cierro el gtalk.Y si fuera por mí,lo haría todo más fácil mudándome y cambiando de nombre. Como si todo fuese tan fácil como huír de la realidad.

Hoy estoy peleando una guerra interna contra algunos sentimientos confusos, que quieren y no quieren. Con un espíritu que siente que ya está peleando al dope, sin fundamentos ni razón, vampirizando la expectativacon la que empezó la relación. Agotando mi alegría y haciendo tambalear mi fe.

Siento que ya hice todo lo que podía hacer. Entregué todo lo que tenía que entregar. Exprimí la última gota de sudor para seguir adelante, pero ¡qué difícil es remar cuando no hay agua! Tantas veces ya aposté  que todo saliera bien, tratando de recuperar y rememorar pequeños rasgos que al principio nos daban gran felicidad. Tantas veces aposté y tantas veces me salió mal, que hoy decidí que prefiero escapar, dar un paso al costado antes de que la desilusión me vuelva a alcanzar.

Y una vezmás prefiero optar por encerrarme en mi caparazón sin ventanas, hasta próximo aviso.

Me cansé de pelear contra miedos y demonios, estoy harta de pelear esta guerra interna que me trae confundida desde hace un tiempo. Que me tiene esperando un 14 de febrero, un 8 de mayo, un 16 de diciembre... Para recibir siempre más de lo mismo: nada.

Supongo que los miedos hay que enfrentarlos, exorsizar los demonios, curar la neurosis. Pero cuando sentís que ya diste todo lo que podías dar y ya no tenés energía ni nada más que entregar, se vuelve compicado disponerse a más.

Me cansé de la rutina, pero más me cansé de no ser una prioridad, de pasar del primero al último lugar en menos de tres años. Me cansé de decir "te quiero" y que me respondieran un "yo también", sin siquiera esa efusividad de los primeros tiempos.

Y no se trata de perder la confianza, de celos, ni de otros sentimientos similares. Se trata del amor propio. Polos opuestos se atraen hasta un determinado punto. Como todo, tiene límites. Y creo que hasta acá llegó el mío. No puedo tapar el sol con un dedo. Pero tampoco tengo más energía para enfrentar los miedos y las diferencias, perdí la seguridad de mirarles a los ojos y matenerles la mirada. Ya no me dan las fuerzas para agarrarles de los hombros y sacudirlos. Y también perdí la paciencia de agarrarle de la cintura y abrazarlo. No lo quería dejar escapar, pero ya le solté de los tobillos y le solté las esposas.

En retrospectiva,empiezo a creer que la vida toma rumbos inesperados, convirtiéndose en un conjunto de pequeñas decisiones que vamos acumulado día a dia. La ventaja es que con el tiempo se me irá haciendo más fácil pronosticar que me deparará el futuro porque ya vi las posibilidades que me generan cierto tipo de decisiones.

Aposté varias veces, algunas salieron bien, por lo que estuve dispuesta a continuar, pero a veces salieron mal y esta vez ya prefiero escapar, irme con las manos vacías, aún después de intentar.

Llevo conmigo un cajón de incertidumbre donde se almacenan los signos de pregunta, donde se crían laduda y la excusa espontánea. Creando una denuncia interior, el duelo entre la posibilidad de modificar una variable denuestra existencia y la comodidad de la permanencia en el estado conocido.

Esta guerra interior no solo es contra sentimientos confusos, también sumado a dramas familiares que me aquejan y todo junto genera incertidumbre y hace trastabillar todas mis certezas. Solo necesito compartir con una persona que al menos pueda comprenderme.

Es un esfuerzo que requiere mucho. Pero mientras la confusión esté presente, los demonios seguirán acechando. Y lo que menos necesito en esta etapa de mi vida es sentirme perturbada. Un amigo me enseñó que los hombres nunca se cansan, pero que las mujeres sí. Bueno, me cansé. Traté de hacerlo pasar por alto. Pero si solo yo reconozco lo que salió mal, las cosas van a seguir igual, pero a lo mejor poniendo distancia logro que mi autoestima mejore y consigo mantener el amor propio y la confianza en mí misma.



P.D.: Este blog hace alusión a la misma situación de Algo en común, que había escrito tiempo atrás. Sí, sigo siendo inoportuna.

Duelo

"La muerte no nos roba a los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente". Francois Mauriac. 


De polvo eres y en polvo te convertirás, reza un viejo y conocido refrán bíblico. Y la pregunta que me surge es: ¿Qué haríamos si supiéramos el día y la hora exacta en que nos convertiremos en polvo?

 Ayer cumplí 24 años y lejos de tirar la casa por la ventana, me tocó esconderme detrás de un antifazpara demodo a paliar el dolor. Tenía a cuestas dos guerras. La guerra interna contra los sentimientos confusos y muy por sobre todo, la guerra externa contra la muerte de un ser querido.

 Cuando perdí a mi abuela me acuerdo haberla mirado solamente por tres segundos en el cajón, y eso bastó para saber lo difícil que sería continuar el resto sin ella. Esta vez le tocó a mi primo. Cuando me avisaron no estaba dispuesta a creer. En 24 años nunca lo vi caer enfermo ni escuché que lo haya estado. Sin embargo se fue. Y con él me vinieron ideas muy locas y tristes a la vez. Su último deseo, quizás sin saberlo, era que en su velorio no hayan lágrimas, y que solamente le canten mariachis. ¿Cómo iríamos a permitir eso cuando el dolor que nos inundaba era tremendo?

Y es increíble. Tal y como lo dijo mi tío, un padre nunca desearía ser quien entierre a su hijo, cuando tendría que ser al revés. Sin embargo, ahí estaba él. Me empecé a plantear cosas que antes ya las había pensado, pero que esta vez cobraron fuerza. Cualquier puede irse. ¿Que acaso el Barbudo esoge a quien necesite primero? ¿A quien aparentemente ya haya cumplido con su misión? ¿A quién ya haya hecho todo lo debidamente correcto? ¿Cuándo nos vamos?

 No le quiero temer a la muerte, al fin y al cabo es lo único inevitable en esta vida. Pero cuesta enfocarse en una vida sin los seres amados. Yo, una persona tan temperamental, que odia los hospitales, los velorios y los cementerios, no me veo capaz de vivir sin los míos. De tener que visitarlos en otro lugar que no sea la casa.

Me pasa con Abuela, que desde que se fue, creo que todo se me hizo más difícil. Y no voy al cementerio por miedo a volver a llorar como aquel día, porque cuanto más pasa el tiempo, más la voy necesitando. Sin embargo eso no hace que no la tenga presente cada minuto en cada cosa que haga.

 En 15 días, el 31 de diciembre para ser exactos, Mario debía cumplir 45 años. Todos son buenos cuando mueren, otros siempre lo fueron, pese a sus defectos y a sus problemas, pero recién cuando se van, uno aprende a sacar lo bueno de esas personas. Ahora quedan para el recuerdo los tradicionales años nuevos en familia, en casa de tía, todos juntos, para hacer la previa del nuevo año mientras festejábamos el cumpleaños de Mario. Queda para el recuerdo sus malos chistes, su buen sentido del humor y sus piadosas mentiras para divertirnos. Su inconfundible estado de ánimo pese a los problemas y su espíritu, así tal cual.

Pensé que no me llegaría a afectar tanto, pensé que ya aprendí que la partida es la ley de la vida y que todos alguna vez nos encontraremos allá. Sin embargo esa espera es la que hace agonizar las ganas, el estado de ánimo y agudiza el llanto.

Odio las despedidas, siempre lo hice, pero la vida continúa. La muerte es algo irremediable, sin embargo, supongo las despedidas en vida pueden llegar a ser más desesperantes, ya que no son predestinadas.

No hay mucho que decir en estos momentos, más que dejar que el tiempo haga su trabajo. El duelo es interno. Pero el recuerdo de esos seres queridos que se van, aunque sean hechos inexplicables, será eterno.

Lo único que seguro es la necesidad de disfrutar la vida y de las personas que nos rodean, alguna vez ya no estaremos o ya no estarán y esa podría ser la peor de las culpas.


P.D.: Gracias a todos por las felicitaciones. No la pasé muy bien, para ser sinceros, quizás en los próximos posts comprenderán complemtamente todas mis razones. P.D. 2: No será mi mejor post,pero es lo más sincero que me salió en momentos con los ojos aguados, la mirada perdida y la cabeza llena de recuerdos.

lunes, 3 de septiembre de 2012

PAM: Una fiesta de alta moda


Como una verdadera fiesta se vivió la gran vidriera de la temporada 2012-2013, Paraguay Alta Moda.

Este encuentro de moda reunió a diseñadores, analistas de moda y modelos que demostraron en pasarela los mejores trabajos y diseños, lo que se viene para la nueva temporada. El evento se destaca no solo por la diversidad de marcas y desfiles, sino también por las demostraciones, lanzamientos, charlas y debates sobre diseño, moda y estilismo, en su más amplia gama.

En esta nueva edición, Paraguay Alta Moda decidió cambiar el concepto de lo que es un evento de moda, presentando un abanico amplio de innovación y diseño con las distintas marcas que colaboran en el ciclo de workshops con referentes de la moda regional.

El lanzamiento se llevó a cabo el pasado 31 de agosto en Larissa Jiménez Planta Alta, durante una gran fiesta con DJs invitados. Mientras que el 1 y 2 de setiembre, el Centro de Convenciones Mariscal López fue escenario de dos noches chic y de puro glamour, con la presentación de colecciones bien a la moda, apto para vestir en cualquier momento a la mujer actual.

La inspiración de esta campaña fue celebrar la moda del día, la moda que se ve a diario en la calle como un discurso libre. Una explosión de colores estampados, con espíritu joven y resplandeciente lleno de contenido urbano. En pasarela estuvieron Ocre, Ilse Jara, Nasa, Enrique Rivas, Namaste, Las Cubas, Florencia, Ad Astra, Acyary (vestidos) y Ohlalá (accesorios), Caburé, Joseph, Ofelia, y muchos más.

Desde el 2008, Paraguay Alta Moda (PAM Producciones) forma parte del calendario matutino de nuestro país en cada inicio de temporada, a fin de fomentar y estimular los talentos nacionales, congregando a los mejores diseñadores del medio en un evento de Alta Moda.


sábado, 25 de agosto de 2012

La noche mágica que solo nosotros conocimos




Definitivamente, ver y escuchar en vivo y en directo un concierto de KEANE es asistir a una sesión de karaoke colectivo, con maestros profesionales. No es de extrañar: "Hopes and Fears" contenía algunos de los singles más coreables de la última década, además de haber ganado dos Premios Brit por Mejor Álbum y por Banda del Año. Los siguientes discos corrieron casi casi con la misma suerte. No quedan dudas de que a una banda, músico o solista nunca les falta un himno en el soundtrack de canciones que marcan determinadas épocas y que llegan a ser coreadas por multitudes. Y los cuatro caballeros de Battle saben perfectamente cómo hacerlo.

Una vez más, Asunción fue testigo de una de esas conquistas memorables en suelo paraguayo, esta vez por británicos que combinando una perfecta simetría lograron seducir y transportar a las alrededor de 20.000 personas de esta Tierra Extraña que se congregaron a escuchar, en vivo y en directo, por primera vez a KEANE en una maratón de éxitos, cada uno de ellos cargados con emoción, la misma que demostraba el público y que instantes después era devuelta por la banda.

Se hicieron esperar, contrariamente a la vieja y fiel costumbre inglesa de puntualidad. Pero ya no importaba. Finalmente, la loca odisea comenzó minutos antes de las 22:00 horas con “You are young”, una hermosa balada de su más reciente álbum “Strangeland”, y el asombro de Tom Chaplin no se hizo esperar: “¡Gente de Paraguay, hola! Hay tanta gente, es genial poder conocerlos. ¡Va a ser un gran show!”, saludando a sus acérrimos fans paraguayos que ansiosos esperamos este encuentro, o mejor dicho, esta conquista, por largos meses desde la confirmación de su show, y por 8 años, desde el surgimiento de la banda. De la que pocos realmente saben que se ganó fama actuando como teloneros de U2 en la gira mundial del grupo irlandés, durante el 2005.



Afortunadamente la noche recién empezaba. Al son del “un, dos, tres…” de la marca del compás con los platillos de la batería del enérgico Richard Hughes, sonaba “Bend and break”, que presagiaba el calentamiento de motores para lo que se venía. Y el público paraguayo, que será todo menos apático, no dejaba de gritar, vibrar, aplaudir y corear ni un solo momento. Mucho menos… ni un solo éxito.

Y para este segundo tema ya nacía la duda existencial: No en vano Chaplin es considerado una de las mejores voces del Reino Unido y del mundo de la música en general, ¡en vivo sonaba exactamente con la misma calidad como si pusiéramos un disco del grupo! Pero no. Es que el mismo Tom que nos estaba cantando allá arriba era el mismísimo que sonaba todo el tiempo en la radio. Casi no había diferencia.

Y así, sin mediar palabra siguieron los éxitos, conjugando una justa mezcla de lo nuevo a lo clásico y viceversa, hacían enloquecer al público. Y siguieron temas como “Day will come”, que si bien hizo colapsar a las casi 20.000 almas que coparon el Jockey Club, permitió disfrutar y apreciar el magistral trabajo de Tim Rice-Oxley al mando del teclado, instrumento que según contó el propio Chaplin, suple a la perfección el rol de la guitarra inexistente en el grupo.

A esta canción le siguió la tan bella balada que cuenta la historia de ‘dos amantes en una gran separación’, más conocida como “Nothing in my way”, uno de los sencillos más populares de su aclamado segundo álbum “Under the iron sea”. Y este fue el puntapié inicial para poner a bailar a todos los presentes, sin excepción, volviendo a la locura y a la vigorosa alegría de algo que sonaba como una bailable ochentosa de la mano de “Spiralling”, desprendido de su tercer álbum de estudio “Perfect Symmetry”, lo que con solo un sintetizador de Tim bastó para alcanzar el grado onírico de la banda y del público, transportando nuestros sentidos. Y a partir de aquí, todo se volvió una fiesta.


Entre agradecimientos al público por hacerlos ‘sentir tan especiales’, sin dejar de idolatrar el gran lugar donde estaban, Chaplin dejaba entrever todo su carisma, mientras un estruendo de montones de voces pedían otra canción. Lo único que queríamos era que esa noche fuese interminable.

Y así fue. “We might as well be strangers”, bella balada de su primer disco que en su primera parte iba acompañada solamente por el teclado del maravilloso Tim Rice-Oxley, piedra angular, prácticamente cerebro de toda esa máquina hacedora de grandiosos hits denominada KEANE. Y Chaplin, una vez más, no tardó en asombrarse por el ‘hermoso’ canto de los fans. Y como una máquina del tiempo, de nuevo nos teletransportamos a la actualidad con el que fuese primer sencillo de su último disco “Silenced by the night”, que al contrario del título de la canción, no fue testigo de un público silenciado por la noche ni por la música, todo lo contrario. El público ya estaba extasiado, con ganas de más.

Se veía venir el clímax pleno. ‘Si les gustó la canción anterior, esta les va a gustar aún más’, nos adelantaba el frontman de la banda. Y solo bastaron unos instantes para que el Jockey explotara en su máxima expresión y con sólo escuchar los primeros acordes de “Everybody’s Changing”, el público empezó a delirar. Ese era el mejor momento para, tal y como dice “Sunshine” –una maravillosa cancioncita que estuvo ausente esa noche, también de “Hopes and Fears”- ‘perdernos en el sol’ –o en la luna, en este caso-. ¿Se podía pedir algo más?

Sí. El show de karaoke, hit tras hit, con los mejores maestros estaba recién en la mitad de todo su despliegue. Tom Chaplin, al igual que Richard Hughes, Jesse Quin y Tim Rice-Oxley estaban contentos. Y no dejaban de demostrarlo dando lo mejor de sí en cada nota. No importaba qué tema venía después. La consigna era disfrutar el presente. “The starting line” y “Again and again” dieron continuidad al show.

Después de esa última canción, un tímido Chaplin se quedaría solo en el escenario, entre pícaro y aterrado, él vestido de remera negra y chaqueta de jean, la minimalista escenografía, las luces tenues, de manera correcta se cargó con una guitarra acústica en las manos y se marcó un acústico. Todo en su justa medida, nada sobraba… Nada faltaba. “Your eyes open” empezaba a sonar y el público fue testigo de una atmósfera única, dando la impresión de estar de igual a igual y no con un artista que lleva cientos de éxitos encima.

Y así volvieron sus compañeros para acompañarlo en una balada casi celestial, que describe coincidentemente y a la perfección su situación en este pedazo del planeta: “Strangeland”, título que da nombre además a su último trabajo de estudio. Un ritmo simple, casi como un salmo, una oración, un quebranto que salía desde lo más profundo… como de un suspiro.



Entre saludos y espontáneos flirteos, Chaplin maravilló –y enamoró, ¿por qué no?- a más de una con su fluidez, encanto y empatía. No importaba el ritmo: balada, rock, pop. Él estaba dispuesto a continuar. “On the road”, “A bad dream” y “Perfect Symmetry” fueron las elegidas, esta última tiene en su haber el mérito a un Premio a la Mejor Canción del Año 2008, y da nombre al disco que permitió a Jesse Quin ser, además de un gran músico multiinstrumentista para la banda, una fuente de ideas para ese álbum.

El público ya se sentía pleno, tornasolado. Pero todos sabíamos que faltaba algo. Y Keane no se conformó con el protagonismo que ya había ganado su público con temas anteriores y decidió darnos más. Con “This is the last time” sucedió la descarga de alto voltaje que todos habían esperado desde inicios de esa maravillosa noche. Y no sería la última vez, como reza la canción, porque Chaplin, como portavoz de la banda, prometió que regresarían. ¿Qué hace que no podamos tener fe de que así será? Prometieron un gran show. Y nos dieron más de lo que podíamos imaginar.

La increíble invasión inglesa no terminaría ahí. Ellos querían seguir. El público pedía más. Y lo que siguió, más que una descarga de éxitos, fue el ápice, la cumbre, el ‘too much’ de la cuestión. Y para que todos durmieran tranquilos esa noche, sonaba “Somewhere only we know”, uno de los esos himnos de los que hablábamos al principio de este relato. Una de esas canciones épicas, típicas de los grandes estadios, las grandes masas, y por sobre todas las cosas… De las grandes emociones. KEANE consiguió llevarnos a la cúspide y mantenernos flotando a la par de un ensordecedor coro capaz de apaciguar todas las guerras internas que existiesen.

A ratos eran Oasis, a ratos R.E.M., y con canciones como “On the road” demostraban que The Beatles fueron una gran inspiración para ellos. Pero a KEANE, que nunca fue una banda de moda, que no hizo lo que hicieron otras importantes bandas, como Coldplay de conquistar el mercado norteamericano, siempre algo lo delataba y es esa calidad musical de mostrar un sonido inconfundible que los hace inmediatamente reconocibles, rompiendo con la vieja tradición inglesa de guitarra-dependiente en su conformación.



Y ahí estaba Chaplin, alzando el pedestal del micrófono que actuó como mástil desde el momento en que al vocalista se le ocurrió colocar la bandera paraguaya mientras sentía la empatía del público paraguayo, que no dejaría de admirar su carisma y su gran caudal vocal.

La seguidilla de éxitos que vendrían después serían la eléctrica, rockera y pegadiza “Is it any wonder?”, para luego cerrar el bloque principal del concierto dando pie a otro de los platos fuertes de la noche, la siempre iluminada y bienvenida “Bedshaped”, cantada por los fans de principio a fin, ante un incrédulo pero feliz Chaplin, al que parecía que había que pellizcar para que pudiera creer lo que estaba ocurriendo en una tierra lejana y desconocida. Ese hit sonando, como una conjugación de un montón de sentimientos encontrados: miedo, amor, bronca, terror. Una pasión desenfrenada de cosas inexplicables que este tema logra de una manera tan simple, generando suspiros de aquí y de allá. Y así se lo veía a Tom en cada corte de la canción: “Convalesciente”. ¿Y al público? También.

Y el amague no tardó en llegar. Pocos creyeron en su ausencia, y mientras otros iban abandonando su lugar, los caballeros británicos regresaron a sus puestos de mando para ofrecer la dosis completa de una ‘noche mágica’, como el mismísimo Tom Chaplin lo había descripto en un momento de la velada, agregando: “This is one of the memorable moments of our career” (“Este es uno de los momentos más memorables de nuestra carrera”). Y ahí sonaron “Sea Frog”, “Soverign Light Café” y para cerrar, la extasiada y enérgica “Crystal Ball”. Era lo que faltaba, el último suspiro, la última bocanada de aire. Y luego de dos horas de show, la voz de Tom seguía intacta, sin un solo rastro de desafinación.

Se volvieron a ir. El público que iba alejándose tuvo que volver. ‘Ustedes se merecen una canción más’, decía Tom. Nadie se reservó un solo grito. Las gargantas que quedaban disponibles no dudaron en continuar el karaoke. Y solo para los fieles fanáticos, la banda regalaba una preciosa cancioncita de su EP “Night Train” del año 2010, “My shadow”, pareciera que para espantar fantasmas y no olvidarlos nunca. Con sólo mencionar la primera frase de la canción, es como para no borrarlos de la memoria jamás: “Es tiempo de hacer un comienzo…”. Y a medida que transcurrían los minutos de la última canción de la velada, se iba asomando más de un lagrimón...

Pudo faltar “Lovers are losing”, tema muy esperado por muchos fanáticos, pudieron faltar detalles ínfimos, pero nada hizo que el show de los cuatro caballeros de Battle dejara de ser impecable. Y es innegable la química entre ellos, y eso que es tan notable tanto arriba como abajo del escenario es lo que hace la diferencia separándolos de otras bandas. Tal vez sea esa la fórmula de su éxito, lo que los hace sonar tan precisos en todo momento. Incluso podríamos decir que eso que faltó, fue lo que hizo que KEANE consiga el equilibrio necesario para brillar como lo hizo.

Ahora solo nos queda mantenernos en esa nube a la que nos trasportaron aquella noche memorable, que nos dieron cátedra de cómo hacer un show impecable y nos permitieron poder soñar con su vuelta. “Gracias por hacernos sentir tan bienvenidos”, decía Tom, con su acento de señorito inglés antes de despedirse. Y prometieron regresar.

Amén, una y mil veces más.

martes, 20 de marzo de 2012

¡MISIÓN CUMPLIDA!


Ya estoy de regreso, después de recuperar mi vida. O bueno, todavía estoy en ese típico proceso de acostumbramiento después de tantos vaivenes.

En el pasado quedaron aquellas noches de insomnio, de tener 4 horas de sueño diario, de trabajar hasta las dos, a veces hasta las tres a.m., los minutos de incertidumbre constante, de querer borrarme, que me tragara la tierra, tirar la toalla y querer irme lo más lejos posible… Estoy en un proceso de asimilar mi nueva condición y darle al acelerador para continuar con el siguiente paso.

En la universidad quedó la Fati nerviosa, estresada y a destiempo. Y a mi presente me traje una que está en pausa, detenida, más tranquila y apaciguada.



Sí, defendí mi tan anhelada tesis, señores. Y debo reconocer que fueron las dos peores semanas de mi vida. Me rechazaron la tesis una y otra vez, hasta que me dijeron: “O lo hacés ahora, al costo que sea, o vas para agosto”. Ya sabrán mi decisión. En cuestión de dinero, me caracterizo por ser tacaña y a veces lo más ahorrativa posible. Esta vez me olvidé de la cámara profesional para la cual estaba ahorrando, y decidí postergar el curso de fotografía que quería empezar, porque por sobre todo había una prioridad en mi listita que superaba cualquier otra cosa.

Tomé un trabajo los dos fines de semanas previos a la defensa, sin saber o ingenua quizás de que ese lunes 5 de marzo, a las 10:40 horas, serían el día y la hora que tanto esperé por demasiado tiempo, cinco años de espera! Imagínense cómo estaba. tantos años esperando que llegara ese día para poder prepararme como se debía y yo trabajando hasta las 11 de la noche el día antes. Era tercera en la lista de espera.



Ocurrió la dicha de poder cambiar por fin el auto viejito por uno mejor y más nuevo, sobre todo. Pero mi mala suerte y mi frustración, llevó a que el móvil me deje en medio de la Avda. Choferes del Chaco y Eusebio Ayala parada. Y ahí estaba yo, con un auto nuevo, del que solo pude utilizar 17 km (porque ceré el kilometraje) y después nada. A las 5 debía estar en el trabajo que había aceptado y antes debía retirar los encuadernados y entregarlos a la facultad para la defensa del lunes. No me pregunten cómo conseguí hacer todo en una hora, con un tránsito caótico y un humor de perros después de que mi hermano me prestó su ayuda para poder concretar esa misión que parecía imposible.

Cuando pensaba que nada podría ser peor que la experiencia de aquel día, el lunes de la defensa todos los astros parecían conspirar en mi contra para que llegara tarde a la facultad. Pero dicen que nunca nada está perdido del todo, ahí llegué yo. Mi presentación se retrasó casi media hora porque el compañero que expuso antes se extendió en su defensa. Al fin todo estaba por pasar de largo. Y finalmente los nervios no me traicionaron y el pánico escénico (que padezco desde hace algunos años) al que tanto temía y rogara no apareciera ese día, no llegó nunca. Tuve una nota que alguna vez soñé con tenerla. Pero que debido a las circunstancias, la veía un poco lejana. Aun así, traté de irme con la frente alta. Y tal como una vez alguien de quien no recuerdo el nombre me dijo: “Aspirá a lo alto. Entonces si no alcanzás la luna, al menos alcanzarás una estrella”, me fui con esa mentalidad. Y solamente deseaba que pasara lo que debía pasar. Trabajé un año en mi tesis, me desvelé muchas noches, eran dos horas solamente llegar hasta la oficina del profesor donde hacía la tesis y otras 4 horas para trabajar en el contenido, que ya estaba dispuesta a aceptar lo que venga.



Al día siguiente, todo lo ocurrido anteriormente, ya tenía una explicación: Cuanto más difícil te sea conseguir algo, significa que lo que estás buscando es lo mejor, casi lo eterno. Y se volvió inexplicable levantarme el martes con la sensación de saber que una de las grandes materias pendientes, que el primer gran objetivo del año 2012 se cumplió. Eso no tuvo precio y no lo tendrá nunca. Nunca cambiaría por nada esa sensación de saber que 5 años de carrera, esfuerzo y sacrificio se cerraron de la mejor manera.

Y algo que jamás podría borrar de mi memoria es la primera reacción al conocer el 5 que me había ganado (porque me lo gané, nadie me regaló nada), fue salir de la Sala Magna, ver a mi papá acercarse, abrazarme a él y largarme a llorar. No tiene sentido explicar el motivo. O sí. Él no quería que yo sea periodista, quería que sea contadora, “te vas a morir de hambre”, me había recomendado. No sé si alguna vez dudó o creyó firmemente en mí. Pero ahí estaba, demostrándome en un abrazo, todo lo que no podía decirme con palabras. Fue lo más memorable de todo ese proceso, pre y post-tesis.



Hoy puedo decir con orgullo: ¡MISIÓN CUMPLIDA! Y el título de LICENCIADA EN PERIODISMO es primero que nada para papá, porque ese era tan sueño mío como suyo. Y por supuesto para mamá, que nunca dudó de mí, la que me impulsó a no bajar los brazos después de escucharme con ese temor una y otra vez.



Ahora puedo decir abiertamente que la pasé mal, muy mal. Cuando me preguntaban por el estrés, les decía que todo estaba normal, nunca noté nada raro más que insomnio e incertidumbre en mi persona. Hasta que al día siguiente me di cuenta de los 10 kilos (si no es más) que tenía de más, mi gripe se agravó, me quedé sin voz, con dolor de garganta, fiebre, una ausencia en el trabajo, fuego, dolores de cabeza, de muela, hasta que el dentista me diagnosticó bruxismo, un trastorno del sueño que consiste en morder los dientes mientras se duerme y que es causado debido al estrés.



Los nervios y el estrés me bajaron las defensas para adquirir todo lo que vino después. Sigo sin recuperarme del todo, pero la felicidad está latente. La emoción es incontrolable. Siento que cumplí como debía ser, que ya no le debo nada a nadie, que a partir de ahora la deuda solamente es conmigo misma.

Y solo me queda agradecer la buena onda y los deseos de éxito que me tiraron por mail, redes sociales, celular… Agradecer el apoyo incondicional de mi familia y de mis amigos. Y un agradecimiento especial a la gente de mi trabajo, porque no me reprocharon absolutamente nada y me dieron la oportunidad de cerrar esta etapa de semejante manera.

No tengo palabras para agradecer. Creo que el mayor objetivo pasó a la historia. Y en lugar de hacer la parada obligada y mirar para atrás, quiero dejar de revolver el pasado para seguir adelante. Y solo tomarme una breve licencia para recordar el punto de partida que me permitió llegar hasta acá.



Hoy soy consciente de que ya es tiempo de dar vuelta la página y de respirar un aire renovado. Aunque todavía tenga impregnadas de tinta las yemas de los dedos, necesito arrancar de nuevo, esta vez con más fuerza. Porque a partir de ahora mi tiempo ya no se mide en horas. Ahora me voy a tomar más tiempo conmigo para acomodar las técnicas que voy a usar de ahora en adelante, acomodando cada cosa en su casillero y mirando aspectos de mi vida que las situaciones pasadas me impedían ver.

A partir de ahora solamente voy a escuchar a mi vocecita interior, la que no me miente, la que me lleva adonde indica el instinto. Hoy ya no hay ataduras, siento como si estrenara una vida nueva, como si pudiera moldear la arcilla y darle forma a mi antojo. Sé que no es fácil, que en la tarea de dibujar y colorear un nuevo proyecto de vida, un nuevo objetivo, puedo llegar a tener más altibajos como los de aquellos días, en que pasaría de la inmensa felicidad a la triste congoja, de querer encerrarme en silencio, a poner música a todo volumen y elegir ropa para salir.



Pero ya no importa. Ese viento que venía soplando en forma de brisa, de pronto se convirtió en un huracán. Todo se movió así de repente y de manera sorpresiva me di cuenta que no tenía nada para rescatar ante la emergencia más que a mi persona.

Hoy me tengo a mí, a esta nueva yo. La que recuperó su vida y su libertad.

Gracias a todos por aguantarme en el proceso. De verdad que haber cerrado esa etapa tan linda, quedará entre los mayores retos y alegrías de mi vida.

Y gracias también por compartir conmigo esta alegría desbordante y liberadora.