
Passengers es un trhiller psicológico estrenado en el 2008. Escrito por el desconocido Ronnie Christensen. Empieza por parecerme interesante desde su director, el colombiano Rodrigo García, hijo mayor del Gabo. Sí, del escritor Gabriel García Márquez. Y cualquiera que haya leído algún libro del Gabo, sabrá distinguir que esta película, particularmente, lleva de alguna forma su sello.
*Pueden seguirlo con su último film, Mother and child, con Naomi Watts y Samuel Jackson.
La película se presta a varias interpretaciones. Y a más de uno le dejará con un trago amargo. No es para cualquiera un thriller psicológico de esta índole. Que empieza por narrarnos una historia, para había sido terminar dándonos cuenta de que estaba narrando otra.
“No hay cielo que contenga un poco de infierno”, se menciona en la primera página del libro El Gran Divorcio: Un sueño de C. S. Lewis, en el que, en cierta manera, intenta explicar lo que podría ser el purgatorio. En cierto sentido, no todos los mortales creen en el purgatorio, ¿verdad? Para muchos no es más que una invención e imposición de la Iglesia Católica. Sin embargo, resulta algo de lo más racional. No sé si haya vida después de la muerte, lo más probable es que exista ese estado transitorio de purificación y expiación en que las personas muertas que cometieron pecados que no hayan sido personados, puedan depurar sus almas.

Volviendo al tema del purgatorio. Solo calza como un lugar donde uno está hasta que se va al cielo, para purgar los pecados que no fueron sanados antes de morir. Eric con su perro y con su abuelo. Shannon con sus padres que murieron cuando ella tenía 6 años. Y Claire con el señor Percy y su tía Toni.
Claire estaba peleada con la hermana desde hacía meses, por no coincidir en modo de pensar ni de actuar. Por tal motivo, sentía que ese era el momento de purificar esa culpa con una carta que la doctora quería enviarle a su hermana y que ésta encuentra al final de la película. De esta forma, podría salir del purgatorio.
Summers estaba muerta, y la ilusión creada alrededor de los pacientes y el misterio de la aerolínea solo se resuelve con Arkin, el representante de la línea aérea que se presenta ante ella olvidando el maletín –seguramente adrede- con la lista de pasajeros. Y así descubre por sí misma que ella abordaba ese avión y que en efecto no hubo ningún sobreviviente a ese accidente. Y que no hubo más culpables que el mismísimo Arkin.
La película no es de las mejores que he visto. Tiene a su favor el fugaz sello del Gabo. Y sobre todo, que da para pensar. No se trata del viaje que embarcan los personajes, ni del romance que une a los protagonistas. Esto no es más que para dar fuerza al argumento. Este filme trata más de recordarnos que nosotros somos quienes elegimos cómo nos sentimos acerca de nuestras vidas. Mientras no podemos controlar lo que pasa a nuestro alrededor, sí podemos controlar nuestra relación con las circunstancias y con las personas.
Y eso es lo que nos muestra la película. Que apenas comienza y no va a tardar en colisionar con un giro explosivo del destino. ¿Acaso en la vida real no pasa lo mismo?