sábado, 17 de octubre de 2009

Semáforo y medio

¡Estos niñatos ya no tienen vergüenza! Antes eran capaces de cambiarse de ropa en público, frente a todo el mundo. Pero eso vaya y pase, que para eso están, para cambiarse todo el tiempo y poder mantener el orden en la vía pública (es que deben ser los únicos seres que pueden cambiarse de ropa frente a cualquiera y no ocasionar el aborrecimiento de los demás). Ahora si que son el colmo ya. Ni siquiera quieren trabajar más. ¡Pero son de caraduras estos chicuelos! Están esparcidos por todo el país, en cada esquina, ¡hasta en las salidas de los supermercados! Y ¿para qué? Ahora parece que ya están armando una manifestación. Los accidentes de tránsito aumentan -por ebriedad y por haraganería de estos chicos-, la luz del sol nos impide verlos y para colmo, algunos se revuelcan mirando para otro lado y no con la mirada al frente como deberían hacerlo.

Es una vergüenza esto. La Ruta Transchacho, una de las principales, y para colmo internacional, se vuelve intransitable. La policía te ve y te hace una persecusión del tipo Rápido y Furioso porque no los viste cambiándose de ropa cuando ellos están incumpliendo su labor mirando para otro lado, no funcionando o rotos, o con una vestimenta para nada vistosa y que pasa desapercibida.

No pido que se exhiban, pero tampoco pido que se escondan.

Es que los semáforos son nomás luego un caso poco serio del mercado. Cuestan caro poner la luz led a todos lo que hay en la vía pública, cierto. Pero al menos que los municipios respectivos arreglen ese problema. Como decía, en el trayecto que yo hago todos los días por la Ruta Transchaco hay como 30 semáforos de los cuales solamente han de funcionar 3... Bueno, exagero un poco. Pero frente al shopping El Portal hay uno que resulta pendiente del tránsito vehicular que hay en el infierno (porque apuntan hacia abajo). Otras veces dirige el tránsito del cielo y otras el tránsito de la tienda de enfrente. Lo gracioso es que casi nunca nadie lo vuelve a enderezar para que apunte a la ruta y al tránsito vehicular. Otro de los semáforos está roto y solo tiene luz verde, otros están altos y los que tenemos autitos no alcanzamos a verlos, y algunos si que parecen ser puestos para las hormigas, otros no funcionan más que una de las tres luces, otros si que no funcionan luego y los restantes son de luces casi invisibles.

En fin, un tema a no acabar. No me pidan nomás que me fije en la flechita verde para cruzar cuando ninguno de los demás carriles se moviliza porque en ninguno de los demás carriles tampoco funcionan sus respectivos semáforos. Qué ironía. Otra de las cosas que en este país de maravillas no funcionan. Ya decía alguien, no recuerdo quién, que este es un país de maravillas... Porque hay que hacer maravillas para sobrevivir. Qué cosas.

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