miércoles, 18 de noviembre de 2009

Saldo de fin de semana


Si alguien dice que este fin de semana no hubo luego informes noticiosos para redactar, está teóricamente, mal de la cabeza.

Y volvió a ocurrir lo de hace 5 años. Un incendio que se cobró vidas inocentes y unos cuantos heridos. "Explotó la Bomba", literalmente hablando. Una verdadera lástima que tengamos que llegar a estas instancias para darnos cuenta de lo mal que estamos y de la falta de seriedad de parte de las entidades responsables acerca de tomar las medidas de seguridad correspondientes para la habilitación de un centro comercial o de lo que fuere. Gracias al cielo (al Cielo digo, porque soy escéptica o agnóstica, como quieran llamarlo) y a los principios que me han enseñado mis padres y la vida misma (en el transcurso de mis cortos 20 años, pero de mis grandes aprendizajes a lo largo de ella), soy una persona optimista y alegre, positiva y con fe en el futuro, que siempre intento ver pese a todo, el vaso medio lleno. Solamente hubieron dos víctimas mortales, 20 heridos y solo uno fue a parar al Hospital del Quemado. Pero el daño ya está hecho, más muertes a causa de un tema tan gastado y tan comentado como este.

También volvió a ocurrir lo que sucede en cada clásico futbolístico. Es emocionante ver jugar a nuestro equipo con alma y dejando todo en la cancha. Es lindo ver que los aficionados vayan a la cancha a alentar a nuestros equipos locales, que les animen y les motiven moralmente. Que compartan, socialicen y fomenten los deportes. Pero es feo caer en lo que volvimos a caer el domingo. Murió un joven aficionado cerrista a causa de un balazo en la cabeza propinado por un hincha olimpista. La batalla de las barras bravas es un tema a no acabar. ¿Pero cobrarse vidas? Siempre digo que la cultura y el deporte deben ser las dos únicas cosas que en este mundo no pueden estar hechas con maldad, que son puras y hasta desinteresadas, porque hay que realizarlas con el corazón. Pero después de esto ya no sé qué pensar. No soy cursi, ni mucho menos. Pero ¿tengo o no tengo razón?

Y el tema que hasta hoy nos hace sentir impotentes: más de un mes del secuestro del ganadero Fidel Zavala. La esposa clama un desesperado pedido de piedad a los secuestradores de su marido. Y es que hasta hoy siguen saltando detalles del día de su captura, pero no se logra hallar con él ni contactar vía telefónica a los secuestradores. Ahora se reconocen a integrantes del Ejército del Pueblo Paraguayo como autores reales del rapto, pero aún no se llega a ellos. Y es que este parece ser el país donde los criminales pueden más que la mismísima justicia. Magna Meza, Alcides Mereles y compañía, autores del grotesco asesinato a Cecilia Cubas y de otros secuestros, siguen teniendo el mismo poder de siempre. Hoy puedo decir, no en balde, que el mail que me habían enviado cuando Zavala habían sido recién raptado, era cierto. "Hoy somos todos Fidel Zavala", más que nada, por la impotencia de no poder tomar justicia por nuestras propias manos, de no poder lograr la tan anhelada paz y tranquilidad en un país que ya bastante ha tenido como víctima de incansables luchas, revoluciones, golpes de estado, levantamientos sociales, etc.

Dos muertos, 20 heridos. Una víctima del deporte. Y Fidel con paradero desconocido. Además de miles de niños huérfanos, desamparados, pirañitas, menores que pasan a ser trabajadoras sociales, incontables asaltos domiciliarios y callejeros. Y digo, ¿qué nos está pasando? ¿Tan mal estamos? ¿O es que el mundo está destinado nomás luego a que alguna vez empiece a funcionar al revés? Porque es un hecho que no solo Paraguay está siendo víctima de tantos vaivenes delincuenciales y compañía.

Hoy todos estamos atados de pies y manos, con la boca tapada y los oídos sordos. Y no solo Fidel...

No soy supersticiosa, no creo en el destino, tampoco en los milagros (les advertí que era escéptica). En lo único que creo es en el poder de la mente, en el actuar de las personas y en el CAMBIO. Sí, todavía le tengo fe a esto último, pero no si antes no estamos dispuestos a cambiar primero la mentalidad de nosotros mismos.

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