domingo, 6 de septiembre de 2009

Cada vez más cerca del sueño mundialista


Paraguay 1- Bolivia 0.
Definitivamente al Chava no le pudieron poner un mejor nombre que el que tiene. Con todas las letras en mayúsculas y con todas las flores y los colores que existan. Una vez más, el paso salvador de Cabañas consiguió que la Albirroja triunfe y más dejando los tres puntos en casa. Esos sufridos tres puntos, los más importantes de toda la jornada eliminatoria, porque son las unidades que nos permiten seguir soñando -y empezar a pisar- con ese bello e inimaginable pedazo de tierra conocido como Sudáfrica.
Hubieron otros igual de destacados, como Ledesma, que demostró con creces por qué el Tata lo convocó, y Nelson Haedo, que como siempre, hizo saber porqué cuenta con la indiscutible confianza del entrenador.
Anoche nos conseguimos los pasajes y ya empezamos a preparar las maletas para embarcar al extremo meridional de aquel enigmático continente llamado África.
Vamos por partes. Paraguay jugó un partido con pocas luces, para nada brillante, pero reconozcamos que fue un triunfo merecido desde el punto de vista que jugó con mucha fuerza, voluntad y paciencia. Fuimos muy superiores a la hora de atacar. Y mientras nuestro medio campo se dormía, Bolivia presentaba un juego muy defensivo, con una resaltante figura dentro del campo de juego: Hugo Suárez, el arquero, que atajó cuantos golpes le venían y todas las entradas en las que Paraguay -por obvias razones- pudo haber goleado. No vale la pena más realizar una crónica de lo que pudo ser y no fue. El punto es que se ganó un partido decisivo para ir a ese mundial donde todos anhelamos ver a nuestro equipo, entonando nuestro himno y una vez más, haciéndonos vibrar.
Porque hay una verdad absoluta en esta cuestión. La afición deportiva sufre, llora, ríe y goza con la selección paraguaya. Y eso es indiscutible. Porque mientras afuera nos carcome la inseguridad, la corrupción y la injusticia, el fútbol es lo único que nos hace sentirnos verdaderos patriotas, lo que nos alimenta. ¿O me lo va a negar?
Y esto es lo que nos alegra a los fanáticos. Ver correr como locos a once ñatos detrás de una pelota con la única intención de hacer goles y dejar alma y corazón en la cancha. ¿Hay algo tan placentero como eso ahora mismo? No creo. Por eso Paraguay debe ir al mundial. Ni siquiera estamos a un paso, ya estamos pisando suelo sudafricano, nos falta sellar la visa nomás ya.
Nos queda enfrentar a una Argentina muy golpeada, con un Diego Maradona ya sin uñas para comérselas en este partido de vuelta donde serán los visitantes. Y yo solo espero que este partido, más allá de las tácticas de juego, sea un enfrentamiento leal, donde nuestro equipo moje la camiseta y juegue con garra. Teniendo en cuenta que su derrota ante Brasil -y de locales- les hará venir con toda la furia existente para no perder un solo punto que complique su clasificación.

Muchos dicen que ya no va más y que Argentina tiene que ir a costa de lo que sea, y que por ende, este encuentro ya está vendido. ¿Será? Que un mundial sin Argentina no es mundial, dijo Maradona. Y yo digo, la Albirró perdió el primer puesto, dejó pasar la oportunidad de que hoy día ya esté nuestro nombre inscripto en el mayor evento deportivo, y espero que no deje pasar la última oportunidad que tenemos de demostrar por qué estamos acá.

Y como siempre digo, por qué no esperamos bien nomás ya para festejar. Está fantástico que seamos optimistas y tengamos la mente positiva, pero una cosa totalmente distinta pues es dar por sentado una victoria y denigrar a un equipo tan lastimado como Argentina. Vamos a pensar que los muchachos van a ponerle garra al juego, pero que será tan o más complicado que cualquier otro. Ya después, dependiendo de los resultados, tendremos la posibilidad de celebrar. Porque ahora puede darse un festejo anticipado, ¿y después? Confío plenamente en la selección y todavía conservo mi fe de que este partido quizás no esté negociado como le dicen, sintiendo en el fondo que podremos salir con la frente en alto. Pero prefiero abstenerme. Argentina siempre es de cuidado, y mucho más si viene con las alas rotas como ahora.

Ojalá que a Tacuara lo iluminen para que ese rendimiento que promedia de casi un gol por partido en el Benfica, aporte ante Argentina. Y sin dudas, por si acaso, hay que rezarle a San Salvador, para que el Gordiño vuelva a sacarnos de esta. Con buen juego, goles, entrega y sobre todo, pasión.

¡Vamos Paraguay, Sudáfrica nos espera!

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