sábado, 29 de agosto de 2009

Privado o público, ¿en qué quedamos?

De nuevo yo por el ciberespacio haciendo algo para lo que inventé un término llamado "bloggeando". Lo que hoy me compete es una situación tan real como cotidiana, y molestosa, dicho sea de paso. Y es que sigo insistiendo con mi teoría de que Paraguay es un país poco convencional.

Es común ya la vía pública convertida en estacionamiento privado por toda la noche mientras dure una joda y mientras abone la módica suma de diez mil guaraníes. Unos diez mil con los que el hombrecito puede dejarte el auto impecable, y para más mantenerlo protegido de pirañitas y demás hierbas a la par de cuidar a otros cientos de vehículos en las 10 cuadras siguientes a la tuya. Simpatiquísimo luego. ¿Usted se imagina a Superman con visión biónica haciendo tantas cosas a la vez? Bueno, podría decir que esta es la historia de mi vida y la de muchas personas más que estamos cansadas de que nos pidan ese diez mil'i por adelantado a cambio de asegurar tu vehículo por unas horitas, y a veces, por unos insignificantes minutillos.

Hasta donde sé, para que esto suceda, la Municipalidad tiene que dar una aprobación de que se puede cobrar estacionamiento en la vía pública, es decir, en la calle, frente a cualquier boliche, en cualquier cuadra o en cualquier esquina. Lo más chistoso de todo todavía es que te piden un diez por adelantado, ¿y después? ¿Quién me garantiza que cuando yo salga del lugar voy a encontrar ahí mismo el auto? Y para más si le decís que le pagás después, te pone mala cara o te trata de mal, una de dos. Y a veces terminás ligando ambas. Por suerte, hace poco encontré la solución. Ya harta de que alguien busque quitar plata a otras personas de la manera que sea, decidí hacerme la viva. Bueno, en realidad esto lo debí hacer hace tiempo ya. Le di al hombrecillo cinco mil guaraníes, y efectivamente, me miró mal y casi soltó unos improperios que hice callar cuando le dije que me cuide el auto y que después le pagaba el resto. Pero no, la esperanza es lo último que se pierde, dicen. Insistió, ya más amablemente, para que le pagara todo el dinero. Se dice que todos tenemos un diablillo muy en el fondo, aunque algunos lo tengamos más afuera que adentro. Mi 'yo controvertido' no pudo con su genio y le dije que le voy a pagar después porque ni modo que vaya a dejar mi vehículo ahí en la calle y me vaya caminando para mi casa a altas horas de la noche. Y sí, admito que no lo dije de muy buen humor, lo que ocasionó una mirada casi asesina del hombrecillo hacia mi persona.

Pero claro, ni me percaté ni me inmuté de su "graciosa" miradita. Está bien, que cuiden autos, que se ganen la vida honestamente. Es preferible que estén haciendo a eso, a que estén robando, asaltando y matando a otros para subsistir. Pero el ciudadano también tiene derechos a poner sus condiciones para que el trato sea más justo. ¿Y saben cómo terminó la historia? Al salir de la fiesta, "el person" al que le di los primeros cinco mil se esfumó como gas. Ya no estaba. Y le dije al señor con quien me encontré que no le iba dar más de cinco porque el otro se había ido. Por suerte, nadie salió herido.

Siempre lo mismo. Público o privado, ¿en qué lo que quedamos? Sé que a veces debo hacerme la desentendida, pero tampoco me da ser tan injusta. No me da salir sin dejar al menos alguna monedita en recompensa por el trabajo. Todos merecemos la oportunidad de sobrevivir en un mundillo tan jodido como el nuestro, pero si es así, que al menos sea de manera equitativa y justa. Después de todo es cierto, no voy a salir y dejar el auto parado. ¿O no?

La próxima vez en vez de dar monedas o algún billete, pediré que me muestren la autorización aprobada por la Municipalidad para cobrar estacionamiento en espacio público, ¿usted qué opina?

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