domingo, 16 de agosto de 2009

El que nunca dejó de brillar


Pasó la mayor parte de su vida en las tablas, completando casi setenta años de vida artística. Desplegó su carrera y su talento en Paraguay y en Argentina, llegando a realizar numerosas presentaciones en prestigiosas salas porteñas. Su trabajo artístico no solo se redujo a su formación en el Ateneo Paraguayo ni el teatro, también cumplió con numerosos papeles en cine. Actuó y dirigió gran cantidad de obras sobre las tablas, siendo su última actuación con la Compañía Sánchez Pastor, el año pasado en “El último caudillo”, con exitosa temporada en cartelera. Trabajó con grandes figuras de la farándula argentina y tuvo participación en miniseries nacionales para la televisión. Currículum completo.

Pero más allá del admirado actor paraguayo, se escondía un incansable luchador. Que escogió el arte como medio de vida, sin molestar ni ofender a nadie. Se nos fue un gran valor del teatro local, un símbolo de nuestras tablas. Que vio surgir desde abajo a las nuevas generaciones y a las nuevas luces de nuestro firmamento. Se nos fue, don Carlos Gómez. Un señor que supo dejar en alto el talento paraguayo, que nunca negó su origen y que jamás desistió.

No tuve la gran fortuna de conocerlo personalmente, porque esa ventura solo les fue concebida a unos cuantos agraciados. Pero tuve la suerte de conocer una pequeña parte de sus trabajos y mantenerme al tanto de una diminuta porción de su vida. En un país donde la gente con talento se va pronto y los malvados y mediocres envejecen apaciblemente, debería ser un orgullo contar con gratos ejemplos como el del señor Carlos Gómez. Y una infinidad más de paraguayos que han muerto dejándonos sus legados culturales y humanos, que se han ido con dolores y sufrimientos, pero dichosos y satisfechos de haber hecho tanto.

Ya no más lágrimas. Hoy solo quedan recuerdos de un hombre que supo vivir. Uno de esos héroes anónimos no reconocidos que quedará por siempre como luces fieles de un firmamento estrellado. Desde acá, mi humilde homenaje a este hombre que hoy comparte el cielo con Roa Bastos, Paraná y otros tantos célebres paraguayos.

¡Nunca le olvidaremos, don Carlos!

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