jueves, 6 de mayo de 2010

Nada

O nothing, o nichts, o 何も

Vieron cuando te preguntan ‘¿Qué te pasa?’ y lo único que podés contestar es ‘nada’ solamente porque no sabés ni por dónde empezar. O directamente, ni vos misma sabés lo que te pasa realmente. O cuando vos misma tenés adentro tuyo tantas preguntas sin respuestas.

¿Quién soy yo? ¿Quién sos vos? ¿Qué estás mirando? ¿Qué ocultás? ¿Qué estás pensando? ¿Qué decías? ¿Qué callás? ¿Qué hay en tu alma? ¿Qué te hace falta? ¿Qué perdés? ¿Qué ganás? ¿Qué sabés de mí?

Como una de esas épocas de la vida en que parece que algo te falta, que no estás contenta con algo, que sentís que hay que hacer ‘algo’ para llenar ese vacío. El leve y trágico problema resulta que ni siquiera tenés las palabras exactas para explicarlo. Es decir, de repente tenemos tremendas ganas de desahogarnos, pero sin embargo, no nos queda más que tragarnos y guardárnoslo para nosotros mismos.

Nos ponemos nostálgicos, sensibles, extremadamente vulnerables. Estamos de malhumor con el mundo, muchas veces de forma inconsciente y nos volvemos capaces de llorar hasta viendo Terminator (?). Dentro de lo que sea humanamente posible, nos sentimos seres demasiado frágiles y complejos. Momentos en que ni siquiera estamos seguros de quiénes somos ni de lo que queremos. Creyendo que caminamos solos por calles que no conocemos, a través de la lluvia que va cayendo a nuestro paso, aunque esa misma calle, antes, pudo haber sido un deja vú. Solos, aunque muy en el fondo sepamos que no es así, que nunca lo fue. Pero siendo la única manera en que podríamos sentirnos fuertes e indelebles, con la soledad.

Para algunos hombres, ese ‘nada’ será otra de las tantas incógnitas a ser develadas de una mujer. Sin embargo muchos lo sabrán, pero pocos entenderán el dilema de las dudas existenciales (sé de dos personas que seguro me comprenderán sin pensar que soy ridícula, una de ellas mi hermano Albi y la otra mi amigo Fabián, quizás parte de este post también está inspirado en ellos) y sabrán ver que no es un simple momento de indecisión, que mucho menos tiene que ver con la ya gastada frase de “la edad conflictiva”, como los veintitantos. Tampoco se trata de tenerlo todo, sino de que aún así sintamos que no tenemos nada. En ese momento, sólo me da por pensar que soy una de esas personas que aparece un día y al siguiente se empeña en desaparecer de nuevo, solo a fin de buscar mi propio espacio, mi lugar en el mundo… De encontrarme a mí misma.

En fin. Enciendo la radio, me pongo unos jeans viejos, una remera y unas zapatillas gastadas de tanto andar y voy llevando mi corazón en la manga, sintiéndome afortunada bajo el sol o bajo la lluvia, sin sombrillas ni paraguas. Yo y me free soul (últimamente me enganché con Joss Stone y además de su onda y su música, me encantan las frases que compone, no sé por qué al escribir ‘free soul’, me vino alguna canción suya a la mente). ¿Podría alguien decirme qué más necesito? Quiero librarme de fantasmas que me persiguen desde hace tiempo. Que me dicen que muchas veces la vida no es lo necesariamente justa con unos cuantos, pero que sin embargo seguimos siendo soldados, que todos los días amanecemos para batallar guerras que nunca estuvieron siquiera en nuestros planes. Al fin y al cabo, ya nos vendieron eso de que todos venimos con una misión. De que lo importante no es llegar, sino el camino.

La próxima vez que te pregunten ‘¿qué te pasa?’, mirá a esa persona a la cara y retribuíle la interrogante ‘¿en verdad querés saber o preguntás por cortesía’? Al ver su cara vas a saber si vale la pena empezar o no. Probablemente la conversación siga con un ‘cuando decís nada es porque algo te pasa’. Y cuando eso ocurre es como lanzar una granada. Y te agarran unas ganas locas de gritar ‘nada’ en todos los idiomas y dialectos que te sepas. Y te das cuenta que contestar NADA termina siendo como destapar una olla de agua hirviendo.

En momentos así (o épocas, como diría mi abuela si me leyera), tal pareciera que la nada es un todo. Que no encontrás las palabras adecuadas para soltar ese sentido de desamparo, ese caudal de emociones que a veces nos asfixia. Si la otra persona consigue entender que en momentos como ese, las palabras salen sobrando, también sabrá que no hay nada que un fuerte y sincero abrazo no pueda sanar, al menos esporádicamente. ¿Es mucho pedir? Hay días que solo necesito saber que alguien está ahí, nada más.

Necesito que ese abrazo me cause sensación de que todo va a estar bien, pese a que haya sido un mal día, una horrible semana o pese a que sienta que los astros conspiraron en contra de mi persona… Con eso es más que suficiente. Tal vez después del abrazo, eso que llevamos en el corazón y que tanto espera por salir, nos termine por hacer feliz. Creo que en este caso sí es totalmente acertado (y aceptado) decir: “No sos vos, soy yo”. Así que ya saben.

Vieron cuando te preguntan ‘¿Qué te pasa?’ y lo único que podés contestar es ‘nada’ solamente porque no sabés ni por dónde empezar. Así estoy yo. No me pasa nada. Me pasa todo.

¿Ustedes tienen alguna duda existencial?




P.D.: ‘La nada es un todo’ me inspiró del comentario de uno de los tantos posts que leo. Creo que no encontraron mejor manera de describir lo que le pasaba a la dueña del otro blog y que ahora me pasa a mí. Bueno, constantemente, mejor dicho. A quienes me conocen les digo, déjenme desaparecer unas horas o unos días, prometo que son para renovarme y que al volver, me verán de nuevo con mi particular carácter y la misma alegría de siempre. Gracias a ellos, que me saben esperar cada vez que me invaden esas odiosas dudas existenciales cuando lo único agradable me parece el aislarme en mi asteroide B612.

Gracias por ese aguante incondicional. Ellos ya saben!:)



Buena música, descalza, relajada y con vinito en mano. También inspiró este post.

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