viernes, 17 de diciembre de 2010

Deseos


Uno de mis mejores amigos me escribió al celular desde Argentina la noche anterior para felicitarme. La cena previa con papá y mis hermanos, el festejo con mamá, con amigos y con alguien especial. Fueron muchas emociones para un solo día. Pero lo disfruté plenamente.

Hubo grandes ausencias, pero también gente que me sorprendió. Cosas que en definitiva no esperaba que sucedieran. Lo que puedo creer es que esos que estuvieron, son los que siempre estarán. Y eso es lo que espero.

Veintidos años y 22 velitas imaginarias que soplé para pedir mis deseos.

1. Que la imaginación nunca se me quede en pausa, ni la voz muda.
2. Que pueda seguir aprendiendo de lo malo, desechando lo feo, atesorando lo bueno y recordando lo vivido.
3. Que pueda mantener mi capacidad de tolerar lo que a veces parece intolerable.
4. Que pueda prescindir de muchas cosas, pero nunca, jamás prescinda del amor.
5. Que ningún mal momento consiga opacar mi sonrisa.
6. Que los finales felices y las pequeñas cosas me sigan emocionando.
7. Que asimile que los padres nunca serán perfectos porque son humanos.
8. Que me sobren letras y me falten penas.
9. Que mi sexto sentido no me abandone.
10.Que encuentre la forma de decirle “gracias” a papá y mamá.
11.Que ninguno de los afectos que me rodean sean estacionales.
12.Que mi espíritu sea siempre nómada. Y que solo haga algo si es con pasión.
13.Que cuando llueva me moje el rostro pero que no se destiña mi alma.
14.Que nadie pueda robarme nunca la capacidad de seguir soñando.
15.Que pueda conservar la paz interior.
16.Que nunca venda mi conciencia al mejor postor.
17.Que pueda digerir las desilusiones y los fracasos con mucha esperanza.
18.Que las heridas propias dejen una marca que se llame experiencia. Y que esa experiencia venga acompañada de madurez.
19.Pero que esa madurez no me impida jamás ocultar mi espíritu infantil.
20.Que siempre haya alguien a quien pueda dar una mano.
21.Que pueda descubrir la forma de prolongar los momentos de felicidad.
22.Que lo efímero se convierta en duradero y que las lágrimas se transformen en un grato recuerdo.

Soplé las velitas y descubrí que siempre hay un motivo que nos impulsa a seguir… Sin perder la sonrisa.

Gracias a quienes compartieron conmigo un año más, a los que me llamaron, me escribieron y a los que contribuyeron a que recibiera en mi mail más de cien notificaciones de felicitaciones. No esperaba tantas sorpresas y tanta emoción. A mis amigos de fierro, que me aguantan aún en mis peores días. Y sobre todo a vos, por haberme mimado más de lo que a lo mejor merezco.

Gracias, por una vez más, pasar conmigo un maravilloso día. ¡Son lo más! =)

#Esonomásqueríadecirles.

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